Es hora que nosotros, "los de la calle" empecemos a dar pasos un poco más acelerados, más firmes, más seguros; las plazas, los barrios, las manifestaciones, las concentraciones, se han quedado cortos y los interesados en que la sociedad no grite ni exprese su indignación, "los de siempre", ya están intentando infiltrar la violencia para excusa de la represión. Pero nuestra indignación, que es pacífica, también es sabia y no necesita armas que hieran la piel, sino herramientas para perforarla y llegar hasta el corazón del insensible, que es su conciencia. Hemos conseguido un objetivo importante, hacernos ver, hacernos escuchar, hacernos respetar, pero aún queda lo más importante, ¡HACERNOS SENTIR!. Para ello hemos de conseguir algo que nunca la humanidad en su historia ha conseguido: CREAR UNA CONCIENCIA GLOBAL que aglutine a todos los seres humanos del planeta y cuyo "centro de operaciones" se encuentre dentro de cada ser humano.
Pero para eso hemos de ser conscientes que los viejos métodos de masas, (manifestaciones, huelgas, revueltas, sentadas, caceroladas, etc.) dan solo momentos vistosos, pero son fáciles de ser controlados por "los de siempre". No olvidemos que "los de siempre" tienen armas para matar, que tienen capital para comprar voluntades, que disponen de consejeros, intelectuales y creativos para engañar, manipular, etc., policías para reprimir…, ejércitos para masacrar, y un largo etc. de metodología preparada para ponerse en marcha si nos escapamos de sus manos o si, sencillamente cometemos el más mínimo error. Por eso hemos de dar pasos más adelantados, más inteligentes, más sabios, para que de una vez por todas sus armas no nos hieran, sus mentiras no nos afecten y sus publicitarios no manipulen nuestra voluntad, la voluntad de ¡TOMAR EL MUNDO AHORA!, ya, sin esperar, sin darles tiempo a que nos encierren en un nuevo partido, en una nueva ong, sindicato, empresa, grupo ecologista, independentista, comunista, capitalista, lingüísta, etc., o en una nueva cultura o "nuevo mundo" con los mismos defectos y anacronismos que el mundo saliente que deseamos.
Nuestra lucha no está por cambiar leyes, ni presentar a los políticos artículos nuevos que protejan nuestros derechos humanos, laborales, sindicales, etc.; tampoco estamos para depender de voces críticas de intelectuales, artistas, políticos, economistas, humanistas, sindicalistas, y un sin fin de personajes afines o simpatizantes al movimiento del 15M. Deberíamos comprender que nuestra lucha es personal, es la lucha de todos y cada uno de nosotros por transformarnos en seres humanos antes que en números de afiliación diluidos dentro de grupos humanos con ideología predeterminada. Ahora toca centrarnos en transformar nuestra conciencia individual, para después dar el importante salto a la CONCIENCIA GLOBAL.
Hace muchos años un anciano yesero, chueta y admirador de las enseñanzas de Jesús el carpintero, me dijo: "Antes de cambiar la sociedad, lucha por cambiarte tu y transformarás el mundo". Y en eso he estado hasta el día de hoy y estaré hasta el final de mis días en esta tierra como vagabundo del espíritu, en transformar mi interior, mis debilidades, mis egoísmos, mis ambiciones, mi violencia, mis injusticias…, mi conciencia, para así comprender la conciencia y las debilidades de los demás. Y ahora, llegado el punto donde mi emoción y mi indignación por la justicia busca algo más que formar parte numérica del movimiento 15M, cuando mis sencillas propuestas sociales no puedan ya esculpirse en cartelones, en el suelo o en mi balcón por falta de espacio y respeto al vecino, cuando ya no pueda pernoctar en las plazas por la exigencia social de un orden y mis gritos de justicia vuelvan a la recámara de mis cuerdas vocales para darle así descanso a mis agitadas neuronas; cuando ocurra todo esto, es cuando continuaré de nuevo dando rienda suelta a mi espíritu para ¡HACERME SENTIR CON FUERZA! desde mi sencillo templo casero.
Y será en ese momento cuando todos nosotros, los que hemos andado juntos durante varias semanas, los que hemos gritado juntos tomar la calle en favor de la dignidad humana y en contra del expolio político, los que hemos llorado juntos de emoción y nos hemos pasado el megáfono permitiendo que todos sientan, se emocionen, se indignen públicamente, con el idioma propio, con la cultura propia, con la sencillez individual y sin complejos, entonces podemos estar seguros que en ese momento habremos conseguido nuestro propósito inicial ¡TOMAR EL MUNDO AHORA! sin esperar a que nadie nos los venda desde ningún parlamento, porque sencillamente,
EL MUNDO NOS PERTENECE, POR JUSTICIA.
José Joaquín Méndez González,