EFE: ¿Qué opina de las manifestaciones de jóvenes “indignados” de España y del resto del mundo?
LG: Es muy injusto que los jóvenes paguen las consecuencias de políticas malsanas practicadas por los hombres políticos salidos de una generación anterior y comprendo su revuelta. Sería necesario esperar a que esta violenta crisis económica haga valorar en su medida nuestro modelo occidental, que reposa en una visión puramente materialista del mundo. Como prueba, el índice que sirve para medir la moral de la población es generalmente el nivel de consumo. ¿Y si fuera lo contrario? ¿Y si la gente consume cuando se siente mal e intentan la necesidad de sustituirlo por una vida más existencial? Soy de los que piensan que el nivel de desarrollo de un país debería ser medido más que por el PIB por el índice de bondad de su población y aspiro personalmente a un cambio de paradigma de nuestra sociedad y no solamente a un lavado de cara.
EFE: Alan Greemor, el protagonista de su relato, también es un experto en números, como usted, y también aborrece su trabajo. ¿Hay cierta dosis de autobiografía en este relato?
LG: Si, un poco. Yo no he vivido lo que vive Greemor, pero tenemos en común ciertos rasgos de nuestra personalidad y me reconozco en el pasado en ciertos miedos e inhibiciones.
“ESCRIBO PARA TRANSMITIR MENSAJES A LOS LECTORES”
EFE: ¿Disfruta más escribiendo el relato novelesco o los consejos de ayuda a los lectores?
LG: Mi motivación para escribir encuentra su fuerza en mi voluntad de transmitir mensajes a los lectores, pero reconozco que siento mucho placer imaginando escenarios, personajes, visualizando escenas para la novela. ¡Es muy excitante!
EFE: ¿Cómo se visualiza dentro de diez o veinte años?
LG: Aún no sé lo que haré dentro de diez o veinte años y me parece bastante secundario. Lo que cuenta es lo que yo seré. Por eso procuro seguir a mi ritmo mi evolución personal, algunas veces a través del camino de la sabiduría. La ruta es muy larga.
EFE: ¿Qué queda hoy de aquel hombre desencantado que trabajaba como censor jurado de cuentas?
LG: Honestamente, aquel tiempo me parece tan lejano que podría haber pertenecido a una vida anterior.
EFE: Y ¿por qué cree que sus libros se convierten en superventas?
LG: Es difícil responder a esta pregunta. ¿Quién conoce la respuesta? Solo puedo compartir mi sentimiento al respecto. Yo creo que los lectores valoran mi sinceridad y quizás aprecien que nunca intente ejercer de maestro ni de portavoz de la verdad. Me contento con compartir lo mejor que puedo lo que me parece útil para todos. Y tengo la convicción profunda de que el mundo sería mejor si cada cual fuera más feliz. Intento aportar mi granito de arena.
SECRETOS PARA LA FELICIDAD COTIDIANA
EFE: Habla de que también ha conseguido formar una familia, con una excelente relación con su mujer y sus hijos ¿Cómo hacer para que todos sean felices?
LG: Apreciar cada instante como si fuera único, dar gracias cada día a la vida por haberme ofrecido una estupenda familia, dejarme llevar por su amor y amarles...
EFE: “Estoy desencantada con mi trabajo, pero me da miedo cambiar mi ‘espacio de seguridad’ por algo desconocido porque llevo muchos años en la misma empresa. ¿Qué aconsejaría a esta persona?
LG: ¡En el contexto económico actual, le aconsejaría tener paciencia! Al margen de ello, primero me gustaría decirle que es normal tener miedo de abandonar una situación conocida, aunque sea fuente de sufrimiento. Es propio del ser humano. La “caverna” de Platón sirve como una perfecta ilustración. Pero hay que elegir entre la tranquilidad, por una parte, y lo que te puede aportar una situación nueva.
EFE: ¿Y cómo se puede hacer?
LG: Te será útil clarificar tus deseos respondiendo, por ejemplo, a las preguntas de porqué cambiarías tu trabajo, qué tipo de labor te gustaría encontrar o qué esperas del cambio. Tus respuestas te podrán reforzar los elementos concernientes a tus criterios de desarrollo personal.
EFE: ¿Y entonces?
LG: Si decides cambiar, escribe en un papel todo lo que te da miedo y busca soluciones punto por punto: por ejemplo, preparar un plan de acción para aprender las competencias que te faltan, si llega el caso. Todo ello te permitirá escoger entre tus miedos reales y los infundados, fruto de tu espíritu…
LG: Es muy injusto que los jóvenes paguen las consecuencias de políticas malsanas practicadas por los hombres políticos salidos de una generación anterior y comprendo su revuelta. Sería necesario esperar a que esta violenta crisis económica haga valorar en su medida nuestro modelo occidental, que reposa en una visión puramente materialista del mundo. Como prueba, el índice que sirve para medir la moral de la población es generalmente el nivel de consumo. ¿Y si fuera lo contrario? ¿Y si la gente consume cuando se siente mal e intentan la necesidad de sustituirlo por una vida más existencial? Soy de los que piensan que el nivel de desarrollo de un país debería ser medido más que por el PIB por el índice de bondad de su población y aspiro personalmente a un cambio de paradigma de nuestra sociedad y no solamente a un lavado de cara.
EFE: Alan Greemor, el protagonista de su relato, también es un experto en números, como usted, y también aborrece su trabajo. ¿Hay cierta dosis de autobiografía en este relato?
LG: Si, un poco. Yo no he vivido lo que vive Greemor, pero tenemos en común ciertos rasgos de nuestra personalidad y me reconozco en el pasado en ciertos miedos e inhibiciones.
“ESCRIBO PARA TRANSMITIR MENSAJES A LOS LECTORES”
EFE: ¿Disfruta más escribiendo el relato novelesco o los consejos de ayuda a los lectores?
LG: Mi motivación para escribir encuentra su fuerza en mi voluntad de transmitir mensajes a los lectores, pero reconozco que siento mucho placer imaginando escenarios, personajes, visualizando escenas para la novela. ¡Es muy excitante!
EFE: ¿Cómo se visualiza dentro de diez o veinte años?
LG: Aún no sé lo que haré dentro de diez o veinte años y me parece bastante secundario. Lo que cuenta es lo que yo seré. Por eso procuro seguir a mi ritmo mi evolución personal, algunas veces a través del camino de la sabiduría. La ruta es muy larga.
EFE: ¿Qué queda hoy de aquel hombre desencantado que trabajaba como censor jurado de cuentas?
LG: Honestamente, aquel tiempo me parece tan lejano que podría haber pertenecido a una vida anterior.
EFE: Y ¿por qué cree que sus libros se convierten en superventas?
LG: Es difícil responder a esta pregunta. ¿Quién conoce la respuesta? Solo puedo compartir mi sentimiento al respecto. Yo creo que los lectores valoran mi sinceridad y quizás aprecien que nunca intente ejercer de maestro ni de portavoz de la verdad. Me contento con compartir lo mejor que puedo lo que me parece útil para todos. Y tengo la convicción profunda de que el mundo sería mejor si cada cual fuera más feliz. Intento aportar mi granito de arena.
SECRETOS PARA LA FELICIDAD COTIDIANA
EFE: Habla de que también ha conseguido formar una familia, con una excelente relación con su mujer y sus hijos ¿Cómo hacer para que todos sean felices?
LG: Apreciar cada instante como si fuera único, dar gracias cada día a la vida por haberme ofrecido una estupenda familia, dejarme llevar por su amor y amarles...
EFE: “Estoy desencantada con mi trabajo, pero me da miedo cambiar mi ‘espacio de seguridad’ por algo desconocido porque llevo muchos años en la misma empresa. ¿Qué aconsejaría a esta persona?
LG: ¡En el contexto económico actual, le aconsejaría tener paciencia! Al margen de ello, primero me gustaría decirle que es normal tener miedo de abandonar una situación conocida, aunque sea fuente de sufrimiento. Es propio del ser humano. La “caverna” de Platón sirve como una perfecta ilustración. Pero hay que elegir entre la tranquilidad, por una parte, y lo que te puede aportar una situación nueva.
EFE: ¿Y cómo se puede hacer?
LG: Te será útil clarificar tus deseos respondiendo, por ejemplo, a las preguntas de porqué cambiarías tu trabajo, qué tipo de labor te gustaría encontrar o qué esperas del cambio. Tus respuestas te podrán reforzar los elementos concernientes a tus criterios de desarrollo personal.
EFE: ¿Y entonces?
LG: Si decides cambiar, escribe en un papel todo lo que te da miedo y busca soluciones punto por punto: por ejemplo, preparar un plan de acción para aprender las competencias que te faltan, si llega el caso. Todo ello te permitirá escoger entre tus miedos reales y los infundados, fruto de tu espíritu…